HISTORIA DEL VINO

La historia del vino de Rioja tiene más de 2.000 años, cuando los romanos, los fenicios y los celtíberos se asentaron en estas tierras y comenzaron a promover el cultivo de la vid.

Es por esto que Haro ha formado parte de la historia del vino desde tiempos inmemoriales, aunque no es hasta el siglo X que se funda la Villa de Haro.

Sin embargo, el vino entonces no tenía ninguna similitud con lo que conocemos hoy en día. Era un producto que se consideraba como alimento y que estaba integrado en el consumo diario de las personas, ya que era un recurso barato para poder abastecerse.

No es hasta la llegada de los franceses en el siglo XIX, impulsados por la destrucción de sus viñedos debido a los ataques de la Filoxera (enfermedad de las vides) y debido a la similitud de los viñedos riojanos con los franceses, que nos enseñan a elaborar y a entender el vino de otra manera, más cercana a la que entendemos hoy en día.

Gracias al impulso que tuvo la región vitivinícola, a finales del siglo XIX tiene lugar la llegada del ferrocarril a Haro, permitiendo así el transporte de los vinos a otros lugares, sobre todo a Francia. Esto supone un momento de inflexión, en el que nacen varias bodegas en la región.

Una de las cosas que integran estas nuevas bodegas de los conocimientos adquiridos de los pueblos antiguos son los sistemas de mantenimiento del vino bajo tierra, en este caso en forma de Calados, nombre que reciben en Rioja las bodegas subterráneas utilizadas para este fin.